Esta teoría nos sirve para entender mejor cómo vivimos las relaciones, cómo funcionamos en los momentos de vulnerabilidad nuestros y de los demás. A veces notamos que nos falta algo, nos sentimos sol@s, a veces nos encargamos mucho de los demás y nos cansamos, a veces algunos problemas relacionales se repiten.

Si te pasa algo parecido, tal vez verlo desde esta perspectiva puede ser útil para entenderlo y manejarlo.

John Bolwby, fundador de la teoría del apego (1976, 1988), nos enseña que uno de los primeros sistemas motivacionales que se activa dentro de nosotros, desde que somos “cachorr@s” (o mejor dicho “desde la cuna hasta la tumba”), es lo del apego, que nos empuja a buscar la cercanía de la figura de referencia cuando nos sentimos vulnerables. Este empuje biológicamente determinado, dura hasta la edad adulta, cada vez que nos sentimos en dificultad. Hay distintos estilos de apego, osea varias modalidades de acercarse al otro cuando estamos en dificultad, con emociones, pensamientos y sensaciones que cambian en base a las nuestras características personales y a la nuestra historia, pero solemos estar en la búsqueda de seguridad, presencia y consuelo.

El elemento de la Teoría del Apego que mayormente ha permitido ampliar el horizonte teorico y clinico de la sucesiva psicoterapia, en particular de la psicoterapia cognitiva, es propio la conceptualización de motivaciones innatas que empujan a la construcción de conexiones interpersonales y que guían la construcción de los significados personales para adaptarse al ambiente a través de relaciones intersubjetivas (Farina, Liotti, 2011). Además pone aún más en evidencia el valor curativo de las relaciones en nuestra vida, potenciando el poder de la psicoterapia.